Desde su publicación, en 1903 —curiosamente en Barcelona—, Santa se convirtió en un éxito rotundo entre los lectores mexicanos, tanto como para considerarse una de esas novelas que marcan un jalón en la literatura y en la mentalidad de una nación. Y tanto nos da ahora que su éxito se debiera a la destreza de su autor por trasladar a México los postulados realistas de Zola, o por su acierto en la elección del ambiente y de su protagonista, una joven arrojada por la desventura a un burdel, donde quedará atrapada por una sórdida tragedia, porque su valor literario y su denuncia de un tiempo y unos prejuicios permanecen en sus páginas incólumes. Por lo demás, resultó una novela tan ineludible en la vida mexicana que la primera película hablada fue, precisamente, una adaptación cinematográfica de Santa.